25 ago 2009

el libro capitulo 1

Los suaves rayos de la luna caían sobre su desnuda figura, reflejando la delicia de su piel, haciendo que el deseo apareciera una vez más. Eran las dos de la mañana y el seguía contemplándola, admirando la redondez de su forma enaltecida por la complaciente luna, haciendo que aquella mujer pareciera esculpida por el mas audaz de los artistas, haciendo de ella una nueva Venus.

-¿Por qué después de hacerlo siempre me miras?- pregunto la mujer volteando sutilmente, dejando al descubierto sus senos y su vientre, ella sabia sin duda como jugar con las luces que la envolvían como un juguetón amante.

Clavando sus ojos en su compañero repitió la pregunta pero esta vez con una sonrisa de complicidad, haciendo la mueca que los niños hacen cuando están deseosos de hacer una travesura, el lo sabia, ella se había dado cuenta de todo, no tenia caso callarlo por mas tiempo, pero era aun importante como se lo iba a decir, como iba a decirle que por fin lo había logrado, aquel sueño tan anhelado que años atrás se propusiera conseguir y que apenas, hace una semana lograra cumplir no sin grandes sacrificios, días y horas de frustración y desvelo.

-por fin logre descifrar el libro, tengo la llave de cómo leerlo, tuve que buscar mas profundamente y conseguir también el libro que lo complementa, pero finalmente conoceré sus secretos, conoceremos que hay mas allá de todo lo visible en este mundo y llegaremos a un punto mas allá de todo lo imaginable.

En el rostro de ella se dibuja una sonrisa de complacencia, lenta y suavemente se desliza hasta el vientre de su amado y arqueando un poco su figura acerca sus labios a los de el para decirle que lo amaba.

Las calles de la ciudad a esa hora dejaban salir lo mas asqueroso y corrupto del mundo, las prostitutas en cada esquina, tratando de vender su cuerpo y un trozo de la poca alma que les quedaba por unos billetes, algunos deseosos de los placeres carnales sucumbían ante ellas buscando sacar algo mas que sus fluidos y su deseo. Los mendigos buscando en los botes de basura afuera de los restaurantes la carta del día, alguna hamburguesa podrida y algunos pedazos de la carne de algún filete de pescado, dejando entre ver en los curiosos que asomaban su insípido cráneo por las ventanas de su auto que el mundo cada vez estaba peor.

La luna ahora se ocultaba entre alguna nube tratando de ver la deplorable miseria en la que se encontraba el hombre, la luz de los faros era ahora la única forma de ver entre aquellas calles malolientes y llenas de aquellos esperpentos, caminando por una de ellas llena de comercios que bajo la crisis existente en aquel país tenían que abrir sus puertas hasta muy entrada la madrugada, caminaba una figura algo alta, su gabardina cubría aquel delgado cuerpo compensado su delgado cuerpo solo por su amplia altura, sus ojos clavados en el frío asfalto no dejaban ver con claridad su rostro.

Dentro de una de aquellas tiendas un hombre encapuchado apuntaba su arma hacia la cabeza de un hombre calvo que tras el mostrador no dejaba de temblar mientras sacaba a punta de torpezas los pocos billetes que se encontraban en la caja registradora, una ligera lagrima se deja ver en aquellos ojos llenos de dolencias y temores, al percatarse de aquella lagrima el hombre tras la capucha no hace mas que carcajearse, era inaudito para el que un hombre llorara mientras era asaltado, le lleno de suma gracias la escena que se puso eufórico y jalo del gatillo dejando que su arma rugiera en un sonoro estallido de fuego.

La mercancía del mostrador caía bruscamente debido a la madera y cristal rotos por el impacto del proyectil, el pobre anciano no podía abrir los ojos pensando si le han dado o no, el ahora complaciente ladrón le dice que no se preocupe, que le ha dado al mostrador que se allá detrás de el y que mejor se de prisa antes de que alguien mas llegue. Al vaciar la caja y tomar la bolsa con el dinero el hombre encapuchado sale corriendo de la tienda dejando atrás a un hombre lleno de terror en el suelo y cubriéndose con la poca seguridad que le queda en su alma. Pero al salir con suma prisa el ladrón no se da cuenta que una figura alta bloquea su paso por la calle y aun presa de la adrenalina causada por la emoción del asalto le apunta a la cabeza de aquel sujeto alto gritando enfurecidamente que se quite del camino o terminara con sus sesos hechos mierda encima del suelo. Por fin aquel sujeto de figura alta dejo de mirar sus pasos para dirigir su atención hacia aquel ladronzuelo que le apuntaba solo para dejar ver sus ojos grises, vacíos, ausentes de sentimientos.

Al sentir la mirada clavada en el y observar aquellos ojos fuertes e indomables comienza a recorrerle una sensación de escalofrío y toco a poco todo su cuerpo comienza a ser presa del característico temblor que cada persona sufre al sentir pánico, otra vez dispara el arma pero esta vez no por ser presa de la euforia sino presa del miedo.

El casquillo al chocar en su camino presa de la gravedad hace un sutil sonido de campana, suave, lentamente, cae nuevamente pero esta vez mas a prisa y lo hace repetidamente hasta quedar inerte en el piso. El rostro del ladrón ya no era de miedo sino de pánico, aquellos momentos en los que caía el casquillo fueron suficientes para deformar el rostro de aquel hombre en una lastimera imagen del terror mismo al percatarse que aquel hombre alto no había sufrido ni un rasguño.

-e caminado por este mundo por eones, ni los babilonios, ni los egipcios, romanos, árabes y alemanes con sus mejores y mas letales armas pudieron matarme, crees que tu y una pistola de juguete puede hacer lo que milenios enteros no han hecho, ¡eres un imbecil!-su rostro al terminar de pronunciar aquellas palabras dibuja una sonrisa de autocomplacencia al ver que aquel inmundo hombre era presa de un pánico indescriptible y de un fuerte movimiento le levanta del suelo con una facilidad enorme, haciendo creer que aquel hombre esta hueco por dentro, que estaba lleno de la nada, de esa misma nada que hace a las cosas mas ligeras, y pocos instantes después le rompe el cuello.

Tendido sobre la fría acera queda el cuerpo de aquel miserable ladrón, la figura que le había arrebatado el aliento de vida se marchaba, tomando el paso tranquilo, sereno y despreocupado que minutos antes tuviera antes de aquel infortunado encuentro. Así se aleja andando sobre el camino que le dirige a la nada, buscando lo que otros nunca anhelan encontrar.

Una suave brisa chocaba con su descubierto hombro, cargado con mas frío de lo normal causando que buscara refugio entre las sabanas y decidió quedarse así unos minutos mas, recordando vagamente lo que su amado le había confesado en la madrugada y la exaltación de ese recuerdo hizo que por fin entreabriera los ojos y buscara el reloj digital que yacía en una de las cómodas. 9:14 marcaba el infame reloj, se suponía que esa mañana ella prepararía el desayuno y aquel estupido reloj le hacia ver que no había podido cumplir con la parte de los deberes que tenia bajo su responsabilidad, estirando todo su bien formado cuerpo hace retroceder a las sabanas que ahora le llegan un poco mas arriba del vientre, dejando asomarse tímidamente su ombligo que rápidamente sucumbe a la fría brisa de la mañana.

-rápido, rápido-hablaba entre los dientes tratando de darse animo a levantarse de una buena vez, al cabo de una ligera meditación logra ponerse de pie, busca su bata y rápidamente cubre su cuerpo con ella y caminando a pasos lentos y torpes baja las escaleras tratando de encontrar a su amado esperando que lo la reciba con un regaño por no cumplir con el acuerdo mutuo pero en vano hace la búsqueda, no lo encuentra en la cocina ni en el comedor, instintivamente comienza a llamarlo pero ni una sola respuesta, un sentimiento de inquietud le comienza a llenar el corazón y este a su vez hace que comience a respirar mas rápido para luego comenzar a pensar con el juicio nublado por la incertidumbre.

Julian!- repite mas fuerte comenzando a imaginar que tal vez “ellos” lo encontraron, para dejarlo fuera del juego y así no pudieran amenazar sus planes. El miedo finalmente gana y con un grito desgarrador repite su nombre- ¡¡Juliannnnnnnn!!-

La respiración entrecortada de la chica era todo lo que se escuchaba, esto aumento mas y mas la desesperaron y el pensamiento de “ellos, ellos ellos” la atormentaba de sobremanera -¡¿Eva?! ¿Qué pasa?- finalmente el silencio había sido roto, el se asomaba por la puerta del estudio, ahí había estado desde la mañana, absorto por desentrañar los misterios del libro, se olvido del almuerzo, se olvido de todo lo único que tenia en la cabeza era el libro.

Cuando ella lo miro sintió que el alma le regresaba al cuerpo y soltó en llanto ante el asombro de su amante – ¡por un momento pensé que te habían encontrado! ¡Pensé que te había perdido para siempre y eso nunca lo hubiera superado! ¡Eres un idiota!- el corrió al lado de su amada, inclinándose la abrazo y la consoló hasta que todas aquellas imágenes se desvanecieron en el aire, una vez vuelta la calma el le pregunta que es lo que habrá de desayunar y ella aun con restos del llanto en su hermoso rostro dibuja una sonrisa de duda y nerviosismo- ¿quieres hotcakes?

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